LAS MONEDAS MÁS ATRACTIVAS I: GRECIA
Aunque es indudable que la belleza de un cuño tiene mucho que ver en el atractivo global de una moneda, también las singularidades de un determinado ejemplar, como un excepcional grado de conservación o una pátina única pueden conferir a una pieza una belleza extraordinaria. En cualquiera de los casos su calidad artística puede convertir una moneda en un verdadero deleite para los sentidos.
Admito que, especialmente por lo que respecta a la primera moneda, mis gustos son muy muy comunes: El decadracma de Siracusa, Sicilia, Circa 405-390 a.C., considerada (en mi opinión muy merecidamente) una de las monedas más bellas de la antigüedad y la sublimación del arte siciliano. El ejemplar de la imagen es de estilo Euainetos y presenta la cuádriga sobrevolada por Niké en el anverso y a Artemisa-Aretusa en el reverso.
El precioso tetradracma de Olinto, la Calcidia, 410-401 a.C., muestra a Apolo en el anverso y la cítara en el reverso.
La estátera de Tebas, Beocia, 364-362 a.C., para mí, una moneda de gran belleza por la nitidez y la simplicidad de sus formas, exhibe el tradicional escudo beocio en el anverso y un ánfora en el reverso.
Maldisimulando una vez más mis afectos por la moneda siciliana y por las diosas griegas continúo la selección con un extraordinario decadracma de oro, 287-278 a.C., que presenta a Perséfone en el anverso y a Niké conduciendo cuádriga en el reverso.
Termino la lista con un bonito ejemplar del famoso Demaretion, en este caso un tetradracma (también existe el decadracma), acuñado en Siracusa, Sicilia entre los años 450 y 440 a.C., que muestra la cuádriga en el anverso y a Artemisa-Aretusa en el reverso.
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